Notas y pensamientos del primer año de los alumnos de la tercera generación del Centro de Danza y Producción Escénica de Baja California.
Soñamos con Movernos…
Un año después y a nada de iniciar el verano decidí encerrarme en mi casa durante diez días a pensar que es lo que estaba sucediendo. Hace un año decidí aplicar para el diplomado en el Centro de Danza y Producción Escénica de Baja California y lo demás se cuenta solo.
Ha sido duro, la carga de trabajo dentro del diplomado es grande y el compromiso de todas las partes involucradas, alumnos y maestros es obvia, todos los días nos movemos y después de movernos comentamos de cómo nos movimos, porque la danza contemporánea es un espacio tan abstracto como inclusivo, que siempre está resistiendo a las formas anticuadas de moverse y de ocupar el espacio, esta idea ha hecho un nido en nuestros cuerpos y en nuestras mentes, sin dudar diría que al igual que mis quince compañeros, hoy soñamos con lo mismo.
Soñamos con que todo camina de forma armoniosa y sin sobresaltos como una especie de caligrafía acompasada, soñamos con que al terminar con esta etapa nos encontremos resistiendo a los embates de un país que por muchos años ha desmantelado la cultura y las artes. Soñamos como hacedores de realidades, que venimos a algo a este mundo, a movernos libremente sosteniendo diferentes y muy diversos discursos y banderas, en donde todas ellas encuentran un lugar.
-Andrea Rivera, alumna de la tercera generación del CDPEBC.
El Centro de Danza ha sido un espacio de encuentro que ha impactado muchas áreas de mi vida.
Compartir perspectivas con seres tan diferentes no solo ha ampliado mi forma de experimentar la danza sino ha moldeado mi forma de ver la vida y mi relación con todo lo que la conforma. Un ambiente que cobija tus grandes anhelos y te impulsa a consolidarlos, con maestros que creen en tu proceso como tú sendero exquisitamente tuyo.
Lo que más rescato de aprendizaje después de un año de trabajo en el diplomado es la conexión que descubro entre mis propias posibilidades y aquellas del mundo externo y el potencial creador y transformador del cuerpo en movimiento. Lux Boreal se empeña en que descubras dentro de los esquemas tu luz particular y que con ella transformes tu realidad y lo que te rodea. Sin estándares desorbitantes, sin expectativas descabelladas, sin juicios preestablecidos; simple y sencillamente con disposición de compartir energía y transformarla juntos.
El tiempo se ha vuelto tan relativo en este proceso, que un año ha sido toda una vida y a la vez un guiño. Al parpadear todo esto habrá comenzado otro torbellino, dejando la espuma de lo creado latente en la arena. A seguir creando huellas...
-Renata Pérez, alumna de la tercera generación del CDPEBC
Hace 366 días exactamente comenzamos este viaje en el centro de danza…
Yo volvía de pasar unas vacaciones en Los Ángeles. En mi estadía en la ciudad, tuve un accidente 2 semanas antes de entrar al diplomado, me lastimé algunas vertebras, por lo tanto, no podía bailar por 1 mes. Entré dudosa y con miedo de que mi espalda recayera y me impidiera bailar de nuevo, pero no fue así. Logre recuperarme y comenzar clases 1 semana tarde.
Al inicio me sentía segura, preparada para ser la mejor. Tengo que mencionar que lo que iba del año no habían sido meses tan buenos, había pasado por situaciones emocionales bastantes difíciles que traía cargando. Comencé un poco renuente a conocer y conectar con personas nuevas, pues había sufrido muchos cambios los últimos meses.
Estaba aprendiendo un nuevo lenguaje corporal que antes no había experimentado, todo era en el piso, todo era difícil, pesado, mi cuerpo no resistía, me golpeaba, estaba entablando comunicación corporal con personas extrañas, siempre estábamos cerca el uno del otro, teníamos que ir todos juntos en clase y aprender a que éramos un colectivo. Fue difícil, fue cansado, entender que el otro es el más importante. Lloré muchas veces al descubrirme incapaz de hacer algo, me enoje y jale mi cabello muchas veces al ver que mi cuerpo no me permitía hacer lo que yo quería. Me juzgue infinidad de veces al verme en el espejo y no tener el cuerpo ideal de una bailarina, juzgue mi manera de moverme y el de mis compañeros. Me enfrenté conmigo y mi mente múltiples veces, me sentí, después de varios años de estar alejada de mí, me sentí.
No fui la mejor como creí y quería serlo, pero aquí he aprendido que, ¿Qué está bien y que está mal? Eso es subjetivo, la danza va más allá de lo bueno y lo malo, de lo que está bien y de lo que está mal. Aquí he aprendido que todo es cuestión de perspectiva, que no importa si el maestro aprueba tu movimiento, siempre y cuando sepas lo que estás haciendo y para qué. Aquí he aprendido que nunca vas a saber de qué eres capaz si no lo intentas, aunque duela, he aprendido que mi cuerpo y yo, soy todo lo que tengo y hay que respetarlo, agradecerle por todo lo que nos permite hacer día con día. He aprendido que no podemos perder tiempo en no aprovechar cada clase, cada ensayo, cada función, no hay tiempo para quedarte en tu zona de confort. Este primer año ha sido una montaña rusa, hay días buenos, hay días muy buenos y hay días que me he preguntado qué hago aquí. Si, me he preguntado qué hago aquí y siempre obtengo la misma respuesta cuando entro a ese salón de danza en el CEART, aquí es donde quieres y tienes que estar.
Venir aquí, audicionar, dejar la ciudad en donde había vivido 3 años y medio, decidir entrar y decidir continuar ha sido una de las mejores decisiones que he tomado. En este lugar encontré personas con universos completamente diferentes a los míos, personas bellísimas, entregadas, comprometidas, amorosas, personas que me han acompañado en este último año y han sido testigos de los cambios que ha habido en cada uno de nosotros, tanto emocionales, mentales y físicos. Compañeros se han ido en el camino y sin duda, mi yo de ahorita esta reconstruido y reconectado, gracias a esas 18 personas con las que compartí barra en ballet, o piso en clase de contemporáneo. Cada uno de los maestros que nos ofrece lo mejor de ellos cada clase, siempre buscan la manera de llevarnos por el camino correcto además de siempre recordarnos lo afortunados que somos. Este primer año mi panorama se expandió, conocí múltiples posibilidades de hacer y de crear, mi perspectiva se abrió y logro descubrir cosas y detalles que me motivan a continuar. Gracias Lux Boreal por su amor a la danza, porque eso es lo que realmente nos están enseñando.
-Fernanda Sabori, alumna de la tercera generación del CDPEBC
"Todas las actividades de Lux Boreal y el Centro de Danza y Producción Escénica de Baja California, son apoyadas por el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes"
Imágenes: Carla Alcántara
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