Por: Ana Lucía Piñán Elizondo - Creadora, investigadora y docente.
El 4X4 TJ Night se desdobló al iniciar esta semana. El fenómeno se comenzó a desbordar en todas direcciones. En el marco del concurso, el pasado Lunes 8, Erika Méndez impartió La Mecánica del vuelo para la Compañía organizadora, residentes, colaboradores y participantes del 4X4. El reto lanzado fue lograr volar, en un taller de 3 días de duración, a partir del desarrollo de la claridad del uso del cuerpo (y sus vectores) en el espacio. Nuevamente, más que una “clase”, resultó un espacio para compartir experiencias y experimentar propuestas. Si el cielo es límite, debo decir que todos estos “monstruos” (aunque también podría decir fenómenos) de la danza están a punto de tocarlo.
La mecánica: desarmar la tarima, transportarla al bar, armarla, instalarla, prueba de sonido, ensayo, luxes en sus puestos, función, deliberación de los jurados... and repeat it!!!! Ahí esta la definición que nos acerca al entendimiento de la mecánica como “conjunto de piezas que ponen en movimiento una máquina”. Pero, la mecánica aquí propuesta rebasa esta definición que, si bien permite la perfección del llamado fenómeno, no se reduce a la repetición. El 4X4 TJ Night, organizado por la compañía de danza contemporánea Lux Boreal, parece hacer uso de la misma definición que le permite a Erika Méndez poner a los cuerpos de los bailarines a volar por el aire: “parte de la física que trata del equilibrio y del movimiento de los cuerpos sometidos a cualquier fuerza” (aunque seguro, en el caso de Erika, con sus estudios en Físico-Matemáticas, de manera más profunda).
Por lo pronto, de manera superficial y casi a nivel de ocurrencia, me atrevo a plantear que la danza en Tijuana es la fuerza que somete a los cuerpos al movimiento y que mucho del equilibrio de este ecosistema es sostenido por Lux Boreal y sus diferentes plataformas, que se conforman unas a otras y de manera recíproca. Es decir, del mismo modo que, hoy por hoy, la plataforma 4X4 TJ Night abre sus puertas a creadores e intérpretes internacionales, son los alumnos y egresados del Centro de Danza y Producción Escénica de Baja California (CDPEBC), también bajo la dirección de Lux Boreal, quienes resultan epicentro del entusiasmo y dinamismo del concurso, porque “todos somos Lux Boreal” en palabras de Carla Alcántara, egresada del CDPEBC, residente de la Compañía y fotógrafa, “también es nuestro concurso”.
Y en el contexto dibujado hasta aquí, enmarcado por uno de los campos más prolijos para la danza del país, llama la atención que la mayoría de las agrupaciones y compañías de Tijuana, cuenten entre sus filas con egresados del diplomado del Centro de Danza o con Residentes que entrenan con la compañía o que, de alguna manera u otra, se han visto permeados por la escuela y la filosofía Lux Boreal.
La segunda semifinal rumbo a Cuerpos en tránsito sucedió el pasado martes 9 de abril en el Rae's Concert Bar. Casa llena nuevamente. Participantes de CDMX, San Francisco, Texas y, por supuesto, Tijuana. En medio del movimiento de todos los integrantes de Lux Boreal, quienes performanceaban una inevitable coreografía, sin darse cuenta del todo, en medio de los nervios, entre los minutos que parecen correr más lento justo antes de iniciar... llego la 3er llamada.
Aparecieron en la tarima Tomás Sebastián, Aislinn Jiménez y Yumana Tannous de Visión Danza, interpretando La Casa que, asumo, también es creación de estos jovensísimos talentos. Vestidos en overoles industriales, subieron a decir que una tarima de 4X4 pies podría no ser suficiente reto, decidiendo sumar un elemento más: un palo (o tubo) de madera de poco más de un metro de alto sobre el que caminaron, saltaron, se columpiaron, se suspendieron, se colgaron, lo usaron para definir direcciones, para levantarse, para ajustarse, para separarse, para juntarse, para pelear por él... y es justo escribiendo esta líneas que el título cobró todo su sentido. El virtuosismo, que ha podido caracterizar a la danza, se vio por completo descolocado pero sin dejar de estar presente en ningún momento, logrando alcanzar en diferentes momentos de la obra exclamaciones de ¡¡¡Wwooww!!! por parte de los asistentes.
Dar a Luz, de Bonnie Cox, de San Antonio Texas, un dueto femenino que se aseguro de exaltar justo eso, lo femenino. Transitando por infinitas cualidades de movimiento, dejaron que el cuerpo de la mujer nos guiara por la sensualidad, la maternidad, la diversión, la ternura, la plenitud, la sororidad para, finalmente, hablarnos de todas las aristas posibles de “ser mujer”, a partir de la fuerza y la contención. Momento estético difícil de traducir a palabras, ese en que el público tragó saliva para transitar desde el elogio a la sensualidad hasta la contención de lo seco de la realidad femenina cuando es expuesta socialmente.
TidalPulse, de Kristen Rulifson y Dennis McCaffrey, provenientes de San Francisco, ofrecieron un derroche de ritmo y sincronía. Con un despliegue de virtuosismo desde una nítida influencia de lo urbano, este dueto logró pausas precisas, intercambios espaciales naturales y el establecimiento de los cuatro frentes de la tarima como si fueran naturales a su propuesta estética. Fueron dueños de un género propio por los minutos que estuvieron sobre esa estructura de madera, como si esta fuera la esencia de su estilo, como si siempre debiera bailarse sobre ella, como si todo se contuviera en este mismo espacio, sin hacerles falta nada más, sin resultar pequeña pero sin que sobrara un solo centímetro.
Merindo Producciones de CDMX, presentó More, More Money, creación de Ana Patricia Farfán Briseño. Probablemente la estética más kitsh que se ha visto hasta el momento en el concurso, desde el vestuario, en negro y dorado, hasta la interpretación y el uso de monedas de chocolate, portadoras de un fuerte simbolismo dentro de este retrato bailado de una sociedad capitalista, regida por la acumulación, el poder y el consumo.
Antonio Soria y Sara Montero, de Proyecto IgualDesigual de CDMX, llevaron a escena Rostros, con tantos niveles de lectura como el espectador se proponga pero que, hacia el final, inevitablemente invita a una reflexión sobre uno mismo, sobre aquello que ocultamos o que mostramos. Una invitación a recuperar(NOS), tanto a nosotros mismos como a la capacidad de sentir al otro desde el yo, desde el contacto, desde la necesitad y el placer; desde la consciencia de que, al tocar al otro se es simultánea e irremediablemente tocado.
Péndulo Cero, la única compañía Tijuanense de la noche, con Escuadrón CoinCidere, fueron los encargados de cerrar las presentaciones de la noche, entre aplausos, cámaras y frases de apoyo que los hicieron subir a la tarima rodeados de afecto. Pita Zapot, la creadora de esta pieza, decide desafiar el espacio con una gran composición en la que sube a 6 bailarines, simultáneamente, a la tarima de 4X4 pies. Coreógrafa e intérpretes dejan en claro la confianza, la complicidad, lo compartido como compañía. Con la limpieza del trabajo, con la precisión que invitaba al vértigo y al riesgo, Pita logra expandir el espacio, ocupando toda la verticalidad a su alcace, todo el movimiento radial que la suma de cuerpos provocaba, transitando por la diversión, la sorpresa, el asombro y el retrato de lo posible cotidiano.
Por supuesto queda pendiente hablar de más factores en todas y cada una de la producciones, pero el tiempo, el espacio y la gran final, permitirán hacer una profundización de las piezas afortunadas que volvamos a ver el sábado 13 en el CECUT a las 19:00hrs. Lo contemporáneo. A pesar de la amplitud de vocabulario seleccionado para llegar a las semifinales, esta segunda en particular, es de una contundente claridad respecto al uso del lenguaje contemporáneo. Cada obra con su estilo, con sus influencias, con su discurso (o incluso sin él).
Descontextualizando el concepto de doble artefacto de la teoría institucional del arte de Dickie y el de transfiguración del lugar común de Danto, estoy pensando en el recurso que La Casa introduce al espacio escénico. Parecieran transfigurar ese palo de madera desde los múltiples usos que los creadores encuentran. Si bien no es un “objeto al que se le confiere un status de candidato para la apreciación” de los intérpretes, si que se le confiere al lograr una integración espacio-utilitaria dentro de la obra, transformándose en un símbolo de pertenencia, de decisión, de poder, de juego.
Y desde lo simbólico, entendido desde Gadamer, como aquello que hace estar presente, es que tanto La Casa como Dar a Luz dan patrones claros de contemporaneidad: el palo de madera y el cuerpo de la mujer, respectivamente, hacen que estén presentes universos de significaciones y sin el más mínimo uso de la alegoría para lograrlo.
¿Qué puede significar el cuerpo de una mujer? Particularmente puesto en escena, la respuesta puede ser tan brutalmente amplía que no se pretende encontrar respuestas en este espacio; sin embargo, y con una poderosa contundencia, Dar a Luz pone en el cuerpo de sus espectadores tanto los estereotipos comerciales del cuerpo femenino como las realidades corporeizadas oprimidas en lo cotidiano.
Esta misma obra, junto con TidalPulse, desde el uso que hacen de lo pop, asumen el riesgo de “poner en discusión sus propia condición” como obras, característica también de lo contemporáneo según Isse Moyano. Ambas obras, desde su naturaleza y uso, tanto musical como corporal, “niegan los lugares tradicionales asignados a la experiencia estética” más allá de lo que la misma plataforma del concurso propone.
Money por un lado, y Rostros por otro, con sus estéticas divergentes, la primera desde el exceso, la segunda desde la ausencia (incluso de las facciones de sus intérpretes), atrapan a partir de retratar lo que podría ser, o no, La era del vacío de Lipovetsky, relato que exacerba el individualismo hedonista, el sentimiento de reiteración y estancamiento, la autonomía privada indiscutida, la banalización de la innovación, la avidez de tranquilidad y realización personal inmediata, la neutralización del cambio en apatía como marca clara de lo posmoderno, adjudicándose un discurso contemporáneo a partir de la guía hacia la reflexión e incluso crítica de dicha postura.
Finalmente, y con un derroche de dominio espacial, Escuadrón CoinCidere, nos sitúa frente a los fenómenos característicos del terreno artístico contemporáneo que resuenan en autores como Marchán-Fiz o Urdanibia: el pastiche, el relato autobiográfico (regional) cargado de ironía, el género histórico al servicio de lo cotidiano.
Sin quitar el gran valor artístico que cada una de las obras posee, la mejor coreografía sucedió justo después. Mientras el jurado deliberaba, mientras la tarima era desarmada... ¡sucedió! Una comunidad en vuelo. Concursantes, coreógrafos, bailarines, espectadores, residentes, formando un circulo de movimiento, en espacio seguro en donde todo estilo era permitido, en donde el otro era bienvenido desde su estilo e individualidad, en donde el intercambio de lo propio construyó lo colectivo. Desde Gadamer diré que, en ese momento de fiesta también está el hecho artístico. En ese juego también también se construye lo simbólico del arte, una mecánica y una dinámica regida por la energía de jóvenes queriendo volar. Un conjunto de culturas creando cultura. Tal vez solo en una ciudad como Tijuana podría suceder con semejante nitidez.
Lo que falta, en la mecánica del 4X4 TJ Night, entendiéndola ahora como “conjunto de reglas que rigen el desarrollo de una actividad”, es un taller de piso articular impartido por Ángel Arámbula, director de Lux Boreal y la última de las semifinales este jueves 11 de abril en Marko Disko Club Social,a las 20:00 hrs, en la que nos toparemos con propuestas de CDMX, Morelos, Sinaloa, Querétaro, Puebla y Veracruz, rumbo a la Gran Final, cita imperdible el 13 de Abril en El Cubo del Centro Cultural Tijuana a las 19:00hrs.
"Todas las actividades de Lux Boreal son apoyadas por el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes"
Imágenes: Carla Alcántara Photography (link en las imágenes)
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