Vida cotidiana, frontera y dominación en el 4x4 Tj Night
- Admin
- 22 may
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Marlene Solís Pérez
Colegio de la Frontera Norte - COLEF

Este año 2025, vimos un total de once piezas coreográficas en la cartelera del concurso anual de coreografías 4x4 TjNight. Se presentaron en los bares Beer Garden y Norte Brewing Co, para llegar seis finalistas al vestíbulo del Cubo en el Centro Cultural Tijuana (Cecut). Cinco de las once piezas fueron propuestas por coreógrafos y grupos de Baja California, el resto vinieron de: Puebla, Cdmx, Veracruz, Morelia y Hermosillo.

En cada edición se presentan obras que abordan la cuestión de la frontera. En esta ocasión, dos de las propuestas lo hicieron, curiosamente, en ambas el elenco se conformó de bailarines ya conocidos en la escena de la danza tijuanense. Si las colocamos en perspectiva resulta interesante, pues las dos son interpretadas por hombres, pero representando masculinidades muy distintas. En la obra Pa sos…CHU e COS se trae a la escena a tres pachucos, con un vestuario espectacular, con los zapatos bien boleados y brillosos, con sombreros alados y tacuches elegantes. Los tres guapos demuestran en la ejecución un lenguaje corporal bien cuidado y un manejo escénico que encanta, presentan al pachuco en sus facetas de galantería y de embriaguez. Sin embargo, uno se pregunta: ¿cuál es la vigencia de este personaje en la frontera de hoy?¿qué les provoca a los intérpretes una masculinidad de este tipo?

Mientras ¿Quièn lo compró? es sobre la frontera actual, aunque siempre con reminiscencias del pasado. Así, se inicia la coreografía representando la frontera como el lugar de las apuestas, el casino para estadounidenses de los años 30tas y de hoy. La fiesta como una condición constante y como un lugar para el desahogo, para la erotización de los cuerpos, además de cuerpos feminizados que nos hablan tanto de la presencia de la comunidad LGTBQ+ en la frontera, como de la ciudad fronteriza feminizada, con los proceso de vulnerabilidad que esto genera. La pieza inicia con un tono buyanguero y se va transformando en un estado de sitio, en un lugar opresivo, en el que los cuerpos van ocupando menos espacio, hasta convertirse en un amasijo. La risa de varios infantes en off, marca el final con un guiño: ¿será mejor preservar la ingenuidad frente al miedo que circula en las calles de una de las ciudades más violentas del país?.
Otro de los temas que me llamó la atención y que no se había visto en otras ediciones, es la cuestión del trabajo, la cotidianeidad del trabajo. Dos obras lo abordaron ¿Qué se necesita para cambiar un foco? y Tránsito onírico. La primera, fue sorpresiva tanto por el significado de la pieza como por el nivel de riesgo que manejaron las cuatro jóvenes intérpretes. Aunque este manejo fue un tanto precario, pues sí sentimos varias veces que pudo haber un accidente, lo que generó una distracción dolorosa. Las cuatro interpretaron a mujeres trabajadoras de limpieza intentando cumplir un encargo del jefe, algo sencillo: poner un foco; pretendiendo alcanzar el objetivo con una escalera de tijera en ese pequeñisimo escenario. Creo que esta coreografía tiene un gran potencial, pero requiere un trabajo coreográfico más fino y mucho ensayo.
Fotografías: Valentín Barcenas
La pieza ganadora del primer lugar, Tránsito onírico, también representa un fragmento de la cotidianidad, tres personas trabajadores de cuello blanco, que se transportan en el metro de la Cdmx, caen en un sueño en el trayecto, aunque: ¿qué soñaron?. La pieza con mención honorífica Tiro de gracias es más diáfana, las noticias y su impacto en nuestras vidas, se traduce en un dueto que atrapados en la nota acerca de la desaparición de un reportero, son absorbidos por estas noticias y llevados a enajenarse, hasta victimizarse con un tiro de gracia.

También es de llamar la atención que dos piezas se ocuparan de la oscuridad. Ambas trabajaron para hacernos sentir miedo, opresión y ansiedad. Una de ellas ganó el premio del público La pasión de Juana de Arco, que desplegó en el 4x4 una escena barroca, acerca de la dominación entre mujeres, pero más allá del género se trata de la dominación religiosa, proveniente de un Dios castigador que somete a las jóvenes; siendo vigente por representar una metáfora de la violencia como forma de control sobre los o las otras, que se experimenta en la vida cotidiana entre jerarquías variadas (de género, de clase, de raza…) con las que solemos relacionarnos en varios niveles y espacios. La pieza resulta de gran expresividad y muy conmovedora. En cambio Descenso, me pareció que apenas desarrolló su propuesta, se quedó en el camino, aún así logró trazar una pincelada mortífera en el escenario.
Por último, destacan dos piezas finalistas que fueron duetos y que son contrastantes, pues lo que le sobra a una le falta a la otra. Así Y…¿Ahora qué? es una coreografía con una ejecución impecable. Ambos intérpretes han logrado un nivel de conexión y un estilo de baile propio que permite vislumbrar una poética que empieza a dibujarse. Sin embargo, le hace falta un texto dramático, una intención más clara que nos haga sentir, más corazón que permita atravesar el lenguaje académico que les define hasta ahora. En contraparte, la coreografía KIWI, es puro corazón y es bailado de manera muy natural, desarrollando en la escena un texto que va de lo festivo a la interpelación con el público de manera juguetona hasta llegar a un final bastante cómico. Aunque podría mejorar con un trabajo corporal más fino.
Fotografías: Valentín Barcenas
Tal como ocurre cada año, el 4x4 Tj Night se convierte en una muestra de los sentires y de las preocupaciones de jóvenes y no tan jóvenes sobre lo que nos toca vivir el día de hoy, es un mosaico de lenguajes y formas de habitar el espacio escénico. Esperamos que siga creciendo en público y en propuestas de distintas latitudes.
Fotografías: Alex Chiu
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