[El Cubo] Centro Cultural Tijuana - Reseña de color articular a partir de un análisis teórico superficial
Por: Ana Lucía Piñán Elizondo - Creadora, investigadora y docente.
Del 3 al 15 de abril fui testigo. No me atreveré a llamar este proceso 'residencia de investigación' pero, quizá al final y desde alguna perspectiva, puede resultarlo. Viajé a Tijuana, en Baja California Norte, México, en la frontera Norte del país, para presenciar el concurso de coreografía 4X4 TJ Night, organizado desde hace 8 años por la Compañía de Danza Contemporánea Lux Boreal.
¿Desde dónde escribir? ¿Cómo escribir? ¿De qué? Son preguntas que se presentan desde el inicio de esta práctica en mi cabeza. Decidí escribir este párrafo hasta tener terminado el texto en su totalidad, resultando ¿una reseña? ¿una crónica? ¿una nota de color? Quizá solo es algo parecido a un diario. ¿Qué tanta distancia se debe tomar respecto al objeto observado, en este caso un fenómeno artístico, pero que rebasa por mucho el pensarlo como obra? Consciente de la permisividad de tomar características de todos los formatos mencionados anteriormente y buscando mi propia línea de investigación artística desde la indisciplina que me permite Fernando Fernández (2019) o incluso autores como Canclini (2016), sé que al final no es ninguno de estos (ni pretendo que lo sea). Podría llamar a este escrito reseña de color articular a partir de un análisis teórico superficial. Y así me permito hablar en primera persona, desde mí (intentando que no sea de mí), de lo observado a partir de lo vivido y corporalizado; me permito traer conceptos básicos de mis autores de cabecera, para no perder la oportunidad de hacer un análisis de los estímulos que se me presentan, con toda la ligereza de Lipovetsky me permite (2016).
¿Por que Tijuana? ¿Por qué Lux Boreal? ¿Por qué el 4X4 TJ Night? ¿Qué buscaba investigar? ¿Buscaba investigar?
Debo agradecer aquí a Carla Alcántara, por tu toda su hospitalidad y por mostrarme el mundo de la danza de Tijuana a través del lente de su cámara, quien me recibió con la fantástica frase de “Tijuana es como una señora fea pero con mucha personalidad”. Supongo que mi idea del arte fronterizo siempre fue esa, así se responde la primer pregunta: tenía que comprobar esa fuerza, ímpetu, carácter y particularidad del fenómeno dancístico en esta última frontera.
Gran parte de esta idea tiene que ver con el trabajo de Lux Boreal Compañía de Danza Contemporánea y su residencia en esta ciudad. Si bien conozco parte del trabajo de algunos otros artistas radicados en Tijuana (más de los que esperaba, debo decir), desde 2009, año en que tuve oportunidad y privilegio de bailar Desierto Industrial con la Compañía de Danza Contemporánea (CODACO) del CCU de la BUAP , obra de los codirectores de Lux Boreal, quedé prendada por el trabajo de estos dos genios: Ángel Arámbula y Henry Torres. Si bien había mucho de admiración a nivel profesional, existía una mucho mayor, aquella provocada por la humildad que veía en dos grandes de la danza. En 2012, todavía como parte de la CODACO, organizadora del Festival Angelopolitano de Danza (FAD) en su primera emisión, fueron invitados con Lamb, obra que llegó, tanto al festival como a la comunidad dancística de Puebla en general, a romper algunas ideas fijas y hasta entonces inamovibles de la danza y el cuerpo en escena. Esto terminó de posicionarlos (hablo de mi pequeño mundo, considerando el impacto general que, a nivel nacional, ya tenía la compañía) como claras figuras aspiracionales.
En 2017, mientras cursaba el Posgrado en Tendencias Contemporáneas de la Danza, en la Universidad Nacional de las Artes (UNA) de Buenos Aires, Argentina, frente al análisis de alguna pieza coreográfica como trabajo final de la asignatura la danza en el marco del arte moderno / contemporáneo (o algo parecido a esto), me propuse darle foco a la danza mexicana para romper con la marcada mirada euro-centrista encontrada en dicho seminario, llevando al papel Lux Boreal: Fit/Misfit bajo la lupa del arte contemporáneo y sus nuevos modelos de producción, publicado posteriormente por la revista Escena de la Universidad de Costa Rica (UCR).
Una entrevista con Ángel Arámbula en torno al proceso de construcción de Fit/Misfit, el acceso al vídeo íntegro de la obra, al dossier de la misma, a las críticas y en particular algunas de las palabras de Hayde Lachino escritas respecto al trabajo de Lux Boreal, me hicieron bastante cómodo el tránsito a través de dicho análisis. La relación entre los autores manejados por Marcelo Isse Moyano en aquel seminario, algunos conocidos, algunos refrescantes, pero sin duda todos importantes para el estudio del arte contemporáneo, -Danto, Dickie, Gadamer, Greenberg, Vattimo, etc., y las características de la obra registrada que tenía frente a mí, se dio casi en automático. Quedaba claro que estaba frente a creadores de danza contemporánea de la más alta calidad a nivel no solo nacional. Y así sabemos ya, por qué Lux Boreal.
Después de 10 años de seguirle la pista a la compañía Lux Boreal, la 8ª edición del 4X4 TJ Night se presentaba frente a mí como una oportunidad excepcional para adentrarme a la vida cotidiana, a los usos y costumbres, ahora no solo de sus codirectores sino de todo el equipo artístico que la conforma, bailarines, residentes, invitados... y los jurados, dicho sea de paso. Desde la recepción en el aeropuerto por parte de Henry Torres, comenzó lo que sería casi un curso intensivo de historia de la danza contemporánea en Tijuana, en particular de la compañía que co-dirige y que siempre, siempre, siempre menciona con una enorme sonrisa en la boca (aunque hay que decir que Henry va por la vida sonriendo).
Como llegué un par de días antes de que iniciara el concurso, tuve oportunidad de vivir un poco la dinámica diaria de la compañía. Llegué a ver la clase de Victoria Reyes, intérprete de la compañía ¡vaya fuerza! Lo que es media hora de descanso o de almuerzo para algunos, para Ángel Arámbula, algunos bailarines y otros tantos residentes se traduce en media hora de trabajo de ligas ¡Pura fuerza para el centro! Una hora más para un par de ensayos simultáneos, lo más reciente de su repertorio con la promesa de ensayar Desierto Industrial al día siguiente ¡Emoción total para mi!
Y así todos los días, según parece. Solo que el día siguiente fue particularmente emotivo para mí por dos razones: ver Desierto Industrial interpretada por sus creadores, con ese tamaño de bailarines (aunque no con el elenco original) y “corearla” con el cuerpo al recordarla íntegra, es una experiencia que sin duda agradezco. Sentirme parte del fenómeno 4X4 TJ Night al ver a toda la compañía reunida ultimando detalles, aunque fuera por una mezcla de ilusión y casualidad, me abrió una ventana (o por lo menos cambió el cristal que la cubría) hacia lo humano de la danza, lo humano en su polaridad, con sus luces, sus sombras, sus acuerdos y sus desacuerdos.
Sin bien en los siguientes días toda la concentración estuvo dirigida al concurso de coreografía rumbo a Cuerpos en tránsito, esa tarde acompañé a Ángel Arámbula a dar clase a los alumnos del Diplomado del Centro de danza y Producción escénica: ¡Que cantidad de información! ¡Que forma de articular palabra y cuerpo! ¡Que forma de quemar mis neuronas frente a códigos corporales que, aunque conocidos, parecían no pertenecerme en absoluto! Debo confesar que, pese a toda la energía, carisma y trabajo que presencié frente a este grupo de jóvenes genios, no les di la importancia que merecían hasta que los vi en acción a través de las diferentes semifinales del 4X4.
En emisiones anteriores de este concurso me había tocado ser testigo periférico de algunos procesos, desde el de un alumno pidiendo asesoría, el nervio de alguna amiga por caerse de la tarima, el participar con alguna obra para funciones de recaudación de fondos o el gestionar con Ángel hospedaje para algún participante poblano en las semifinales. La forma de responder a ese llamado, el recogerlos en el aeropuerto, el atenderlos de la forma en que sé que lo hizo, solo reforzaron mi idea de aspiración frente a figuras que, consolidadas, no necesitan pasar por encima de nadie, no necesitan reiterar superioridad alguna, al contrario, se asumen como iguales, no desde el discurso que se vende sino desde la práctica diaria.
Dando un gran salto a la Gran Final, y dado que, respecto a cada una de las tres semifinales hay poco más que agregar a lo ya escrito y descrito en los textos correspondientes, diré que, lo primero que llamó mi atención fue la certeza que escuche de diferentes voces diciendo que, en esta llamada Gran Final, todo podía cambiar y verse distinto: porque el escenario es más grande, por que son vistos a mayor distancia, por los nervios, la presión, el cansancio, el entorno... Sin embrago, todos estos factores resultaron potenciadores. Todas las obras, sin excepción alguna, resultaron aún capaces de más impacto y de una riqueza energética mayor.
Con destino a… interpretada por Paulina Villalba y Mili Jiménez de Mexicali; Dar a Luz, con Bonnie Cox y Taylor King de San Antonio, Texas; Escuadrón CoinCidiere de Tijuana, que sube a la tarima a Salvador Corona, Paulina Ibarra, Iliana Jiménez, Carlos González, Annel Ramírez y Miroslava Wilson; Clóset, de Querétaro, a cargo de Daniela Zabaleta y Sara Ramírez Vélez; Acuerdos Temporales, desde Puebla con Cinthia Pérez, César Aragón y Eder Arrasquito; Vitruviano, de Guillermo Magallón y Héctor Valdovinos de la Ciudad de México y Ozaru a cargo de Mario Cazares, Azarel Meza y Jorge Luis Salazar, son las siete fantásticas propuestas que se presentaron en La Gran Final en el Cubo del Centro Cultural Tijuana, celebrada el 13 de abril de 2019.
Pero no solo las obras y el desborde creativo resultan dignos de registro. La coordinación y la colaboración entre espacios públicos y/o de gobierno y una compañía independiente de danza, resulta un aspecto a destacar. Si bien Lux Boreal se ve realmente como en su casa, con un dominio del espacio que raya en la comodidad, la interacción que logré ver, en el previo a los ensayos, durante el montaje de sonido y luces, entre quienes hicieron posible la gestión del espacio y la compañía organizadora, me resultó casi envidiable.
La convivencia entre los bailarines que, si bien competían entre sí, reconocían el talento, la creatividad y la potencia de todos los participantes, debatiéndose entre la confianza en la propuesta propia y el derroche de ingenio que se desbordaba en todas direcciones, resulta también digno de destacar a nivel de reconocimiento del triunfo de la comunidad vs la competencia.
Aquí necesito también agradecer a Raúl Navarro, Jaquelyn Pérez, Valeria Serrano y Alex Chávez, quienes se encargaron de que no muriera de hambre, de frío o por falta de café (y no me ofrecieron cualquier café, solo el mejor de Tijuana). Gracias también a Elisa Medina por 'casi' invitarme un café sin conocerme y en particular por compartir con todos los asistentes a la Gran Final su voz y su inagotable talento. Son todos artistas y seres humanos con los que espero seguir topándome en la vida.
La noche resultó un derroche total, un evento de gala para la ciudad de Tijuana, y es que, desde el peinado de salón que lucía Henry Torres, debiendo mencionar a la impactante Melissa Padilla, y llegando al maravilloso staff, quienes se veían prácticamente irreconocibles, resultaron extra-cotidianos en su brillo y empeño. Los resultados, por supuesto, estuvieron a la altura del acontecimiento y no demandaron ni una gota menos de esfuerzo por parte del jurado (conformado por Justin Morrison, Mara Gutiérrez y Érika Méndez) que por parte de los participantes. Mientras ellos deliberaban, el público le otorgó su premio a la creadora, radicada en Tijuana, Pita Zapot por Escuadrón CoinCidiere.
Daniela Zabaleta se lleva el premio a mejor intérprete por su particular manera de conectar con el público a través de la obra de Clóset, obra que también se lleva a Querétaro la Mención Honorífica. Finalmente, el primer lugar se lo llevan a Culiacán Mario Cazares, Azarel Meza y Jorge Luis Salazar con Ôzaru. Estos resultados eran los que necesitaba para respirar profundo antes de regresar a hacer la maleta y volver a casa, ahora segura de que la danza contemporánea en México, sus concursos, sus creadores, sus instituciones (porque eso resulta hoy Lux Boreal y los jurados) si se articulan con una filosofía y teoría de la danza correspondiente a esta época.
Un verdadero privilegio ser testigo de todo este fenómeno, de este vuelo y de toda esta articulación, en donde el dominio técnico y corporal del que se hizo uso, e incluso abuso, nunca primó sobre lo creativo, sobre la búsqueda de movimiento y de “contenido” (así, entre comillas porque esa palabrita puede llevarnos a toda una disertación), o incluso, sobre la permisividad de “agotar la danza” .
Grandes de la danza dejándose influenciar por grandes de la danza y permitiendo hacer visible a Lux Boreal, incluyendo todas su plataformas, como Institución del Arte (de la danza particularmente), reconocida así por la comunidad dancística nacional. Y es que, al día de hoy, parece difícil imaginar la escena nacional y en particular Tijuanense sin esta agrupación, capaz de hacer danza de la mejor calidad mientras, simultáneamente, legitima a creadores (principalmente emergentes) y forma nuevos talentos que integran y conforman las diferentes agrupaciones de esta ciudad y tantas otras del país.
Así que, si como afirman Greenberg (2006) e Isse Moyano (2013), el cuestionamiento de ¿qué es arte (danza)? ha sido remplazo por la pregunta ¿cuándo hay arte (danza)?, parámetro bajo el que los mismos organizadores de este encuentro han sido analizados, valdría la pena voltear a ver a esta agrupación como un legitimo indicador de capacidad, actualidad y calidad artística, debiendo quedar pendientes de su movimiento y, en este caso, de sus convocatorias y plataformas que articulan comunidad entorno a la danza contemporánea y el movimiento.
"Todas las actividades de Lux Boreal son apoyadas por el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes"
Imágenes: Carla Alcántara Photography (link en las imágenes)
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